QUÉ ES EL REFLUJO Y CÓMO NOS AFECTA
En consulta nos encontramos con muchos pacientes que refieren tener ardor o acidez la mayoría de los días y por desgracia, muchos normalizan estos síntomas porque lo sufren desde hace años y consideran que es lo normal o no se han replanteado que algo a nivel digestivo no funciona bien. Este síntoma recibe el nombre de pirosis o reflujo gastroesofágico.
SABER MÁS SOBRE EL REFLUJO
El esófago es un órgano en forma de tubo, que comienza en la laringe y termina en el estómago. Tiene dos esfínteres o “puertas” situadas al principio y al final. Cuando el alimento entra en el estómago, la última puerta en forma de anillo muscular, se cierra para evitar que el alimento vuelva a subir al esófago. Una vez dentro del estómago, comienza la digestión junto a las secreciones gástricas ácidas que este produce. Las células que recubren el estómago están preparadas para soportar la acidez, sin embargo las células que recubren el esófago, no.
Cuando no se cierra correctamente el esfínter o “puerta” que debe evitar que el contenido del estómago salga al esófago, este asciende de nuevo, dañando las células del esófago, y provocando síntomas como quemazón, ardor o picor.
QUE PUEDO HACER SI TENGO REFLUJO
Para evitar tener esa sensación de reflujo todo el día, es importante seguir una serie de recomendaciones alimentarias (ej: evitar fritos y utilizar otras técnicas culinarias más suaves, evitar alimentos muy grasos que ralenticen la digestión, sustancias excitantes como el alcohol o el café que aumentan la secreción gástrica, irritantes como el chocolate…) y un cambio de hábitos concretos (no fumar, temperatura extremas en los alimentos, comer despacio, no tumbarse recién acabas de comer, etc.) que podréis trabajar en consulta con nuestra nutricionista experta en patologías digestivas Lucía Reina.