Los alimentos que están prohibidos en una dieta
La semana pasada desde mi Instagram @anasirvent.nutricionista , realizaba una encuesta sobre qué alimento era tu favorito de entre el pan, el chocolate o el queso.
Esta encuesta tuvo muchísima participación y he de deciros que el queso fue el claro ganador. Sin embargo mi intención no era hacer una competición entre ellos, si no más bien observar que los alimentos con los que mayor predilección tenemos, son aquellos a los que normalmente renunciamos nada más empezar una «dieta». Sobretodo en los casos en los que realizamos una dieta para bajar de peso o mejorar la composición corporal.
¿Qué conlleva renunciar a estos alimentos que tanto me gustan?
Esa renuncia no es solo eso, sino que conlleva normalmente que clasifiquemos a ese alimento o alimentos, que tanto placer nos aportan, como alimentos prohibidos mientras estemos a dieta, o como malos. Incluso muchas veces como el causante de que no podamos conseguir nuestro objetivo tras muchos intentos.
Lo que hacemos sin querer es crear una falsa sensación de control de nosotros sobre los alimentos.
Sin embargo esto suele desembocar en todo lo contrario. La exposición a ese tipo de alimento tarde o temprano aparecerá y será muy complicado sucumbirla, ya que aparecerá la apetencia debido a que disfrutamos comiendo ese alimento. A esta apetencia se le sumará que he puesto el foco en eso que no quiero o no puedo comer, por lo que seguramente acabaré sucumbiendo y acabaré comiendo ese alimento.
Consecuencias de etiquetar alimentos como prohibidos.
¿Qué suele pasar entonces?, te hago unas preguntas para que puedas reflexionar:
- ¿Disfrutas de ese alimento que tanto te gusta, en esa situación?
- ¿Qué te hace sentir al comerlo?
Normalmente y tras un periodo de prohibición, comer ese alimento nos hace creer que hemos perdido el control, que ya lo hemos hecho mal, que no tenemos capacidad de aguante y evidentemente ya no disfrutamos de la misma forma, ese alimento que tanto nos gustaba. Además muy probablemente y sumado a un sentimiento de culpa, genere también un aumento en la ingesta de determinado tipo de alimentos, todos posiblemente clasificados por ti mismo como prohibidos o «mejor que no lo coma» por el hecho de que «ya lo he hecho mal».
Y yo te pregunto, ¿cuánto tiempo sería suficiente estar sin comer ese alimento?, ¿tú objetivo era no comer ese alimento nunca más? ¿Crees que eso es realista con la elevada exposición que tenemos a todo tipo de alimentos?
¿No sería mejor aprender a gestionar ese tipo de alimentos, que tanto te gustan y comerlos y disfrutarlos, sin problema? Conseguir que comerlos no me genere una cascada de reacciones incómodas. Mucho mejor, ¿verdad que si?.
¿Por qué tendemos a hacer este tipo de clasificaciones?
Este tipo de clasificaciones que hacemos de los alimentos y sobre todo de los que más nos gustan y más placer nos aportan, viene dado por la «cultura de la dieta», es decir todo aquello a lo que mucha gente nos hemos expuesto durante años, con frases como «para adelgazar hay que pasar hambre», «para adelgazar hay que sufrir»… quitando cualquier componente de placer en ese camino.
¿Y si aprendes a introducirlos?
Y si algo nos asegura que lo que consigas se mantendrá en el tiempo, es que tú estés agusto, estés relajado, estés contento con tu alimentación, no tengas presión ni de ti, ni de nadie, que te sacies, que disfrutes. Y para ello esos alimentos que nos aportan tanto placer tienen que estar de una forma o de otra, porque son los que te gustan. Puede que descubras otros y disfrutes también con otros haciendo tu alimentación más rica y variada, pero aquellos que ya te gustan estarán presentes para que tu alimentación sea para ti y en defintiva sea real.
Ana Sirvent – Dietista Nutricionista / Well Nutrición Online