HAMBRE REAL Y HAMBRE EMOCIONAL: PRINCIPALES DIFERENCIAS.

¿Qué es el hambre emocional?
El hambre emocional se refiere a la necesidad de comer en respuesta a emociones como el estrés, la ansiedad, la tristeza o incluso el aburrimiento. Este tipo de hambre puede llevarnos a buscar alimentos reconfortantes que, a menudo, son altos en azúcar y grasas como los dulces, el chocolate o las comidas rápidas.

Diferencias entre hambre emocional y hambre real.

1. Aparición repentina VS Aparición gradual.

• Hambre Emocional: Suele aparecer de manera repentina y urgente. De repente sientes una necesidad intensa de comer. Ejemplo: Sientes un deseo repentino de comer helado después de una discusión estresante.
• Hambre Real: Aparece de forma gradual. Comienzas sintiendo un leve vacío en el estómago que aumenta con el tiempo. Ejemplo: Te das cuenta de que tienes hambre a media mañana porque no desayunaste lo suficiente.

2. Desconexión de las señales VS Sensación de saciedad 

• Hambre Emocional: Puedes seguir comiendo incluso después de estar físicamente lleno. Ejemplo: Sigues comiendo patatas fritas, aunque ya no tengas hambre real.

• Hambre Real: Desaparece cuando estás saciado. Una vez que has comido lo suficiente te sientes satisfecho. Ejemplo: Comes una ensalada y un sándwich y te sientes lleno.

3. Especificidad VS Flexibilidad alimentaria

• Hambre Emocional: Se enfoca en alimentos específicos, generalmente alimentos más palatables o que relacionamos con x situaciones o emociones. Ej. Tienes un antojo por chocolate o pizza, por ejemplo.

• Hambre Física: Estás dispuesto a comer casi cualquier cosa, ya que tu cuerpo necesita nutrientes. Ejemplo: Cualquier alimento te sirve, como puede ser una fruta

4. Urgencia VS Capacidad de posponer:
• Hambre Emocional: Sientes una necesidad urgente de comer inmediatamente

• Hambre Física: Se puede posponer. Puedes esperar hasta el próximo horario de comida al saber identificar en qué punto de hambre te encuentras.

5.Sentimiento de Culpa VS Ausencia de culpa
• Hambre Emocional: A menudo deja una sensación de culpa o vergüenza después de comer.

• Hambre Física: No suele haber sentimiento de culpabilidad, ya que comer satisface una necesidad física y te sientes saciado después.

6. Sensación en el Torso, Corazón o Cuello VS Sensación en el Estómago

• Hambre Emocional: Se puede llegar a asociar con sensaciones en el torso, corazón o cuello, ya que es una respuesta a emociones intensas y puede ir asociada a ansiedad o situaciones de estrés

• Hambre Física: Se siente en el estómago. Es una señal física de necesidad de nutrientes.

¿Qué provoca el hambre emocional?
A veces, el hambre emocional se convierte en un problema mayor, llevando a las personas a experimentar verdadera ansiedad por comer. La ansiedad suele aparecer como un síntoma de que algo peligroso puede suceder, actuando como una señal de alerta y anticipación ante una situación que hay que afrontar. En su función adaptativa, la ansiedad nos prepara para la acción.
Sin embargo, en ocasiones la ansiedad puede volverse “patológica” y experimentarse de manera excesiva en relación a los recursos que poseemos para gestionarla. En estos casos, se experimenta una elevada sensación de malestar, incluso a nivel físico (sudoración, alteración del ritmo cardíaco, etc.). Frente a esto, algunas personas encuentran una «vía de escape» a través de la comida, llegando incluso a comer compulsivamente o a desarrollar otras conductas alimentarias de riesgo para su salud. Así, la comida se convierte en un “parche” temporal para aliviar esa sensación de ansiedad, pero conlleva complicaciones a medio y largo plazo.
Estas emociones generan una necesidad de comer, aunque no se tenga hambre fisiológica, buscando alimentar el cuerpo para sentirse mejor. Sin embargo, es común que después de un atracón emocional, el estado de ánimo no mejore, y aparezcan sentimientos de culpa, decepción, tristeza y frustración, agravando aún más el malestar emocional inicial.

El hambre emocional es frecuente en personas autoexigentes que han probado múltiples dietas sin éxito. Además, una mala rutina y falta de estructura en los horarios de comida pueden incrementar la incidencia de estos atracones.
El hambre emocional suele ser desencadenado por una variedad de emociones intensas y situaciones estresantes. Algunas de las emociones que comúnmente nos llevan a comer de manera impulsiva incluyen:
• Aburrimiento: Comer para llenar el vacío de no tener nada que hacer.
• Soledad: Usar la comida como un sustituto de la compañía.
• Ansiedad: Comer para calmar los nervios.
• Ira: Usar la comida para liberar la tensión.
• Estrés: Buscar alimentos reconfortantes para enfrentar la presión.
• Enfado: Comer como una forma de calmarse.
• Depresión: Recurrir a la comida para tratar de mejorar el estado de ánimo.
• Baja Autoestima: Usar la comida como una forma de consuelo.
Estas emociones generan una necesidad de comer, aunque no se tenga hambre fisiológica, buscando alimentar el cuerpo para sentirse mejor. Sin embargo, es común que después de un atracón emocional, el estado de ánimo no mejore, y aparezcan sentimientos de culpa, decepción, tristeza y frustración, agravando aún más el malestar emocional inicial.
El hambre emocional es frecuente en personas autoexigentes que han probado múltiples dietas sin éxito. Además, una mala rutina y falta de estructura en los horarios de comida pueden incrementar la incidencia de estos atracones.

Estrategias para Manejar el Hambre Emocional
1. Identifica Tus Emociones: Antes de comer, pregúntate si realmente tienes hambre o si estás respondiendo a una emoción. Llevar un diario de emociones y alimentación puede ayudarte a identificar patrones.
2. Encuentra Alternativas Saludables: En lugar de recurrir a la comida, busca otras formas de manejar tus emociones. Puedes intentar hacer ejercicio, meditar, leer un libro o hablar con un amigo.
3. Practica la Alimentación Consciente: La alimentación consciente implica estar presente en el momento de comer, disfrutando de cada bocado y reconociendo cuándo estás satisfecho. Evita comer frente a la televisión o la computadora, y presta atención a las señales de tu cuerpo.
4. Establece una Rutina Alimentaria: Mantén horarios regulares para tus comidas y meriendas para evitar que el hambre física se confunda con el hambre emocional.
5. Busca Apoyo Profesional: Si el hambre emocional es un problema constante, considera hablar con un profesional, como un psicólogo o un nutricionista. Ellos pueden proporcionarte estrategias personalizadas y apoyo emocional.

El hambre emocional es una respuesta común al estrés y otras emociones, pero aprender a reconocerlo y gestionarlo puede ayudarte a mantener una relación más saludable con la comida. Practicar la alimentación consciente, identificar tus emociones y buscar alternativas saludables son pasos importantes para abordar este desafío. Recuerda que es un proceso y que cada pequeño cambio puede marcar una gran diferencia en tu bienestar.

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