Muchas veces vamos tan acelerados y concentrados en el día a día que no dedicamos el tiempo suficiente para pararnos y pensar ¿cómo me encuentro? Escuchar a nuestro cuerpo es muy importante y en este caso, nuestro sistema digestivo, puede estar mandándonos señales de que algo no está yendo bien. Quizás lleves toda la vida con molestias y te hayas acostumbrado a ellas. O quizás las notes desde hace relativamente poco. Sea como sea, a continuación veremos algunas de ellas que pueden hacernos pensar que algo no va del todo bien.
¿Cómo sé si hay algo que falla?
- Muchos gases: es habitual que en personas con digestiones saludables se produzca un cierto nivel de gases, pero habría que revisar si estos se producen en exceso, con olor muy desagradable o provocan molestias.
- Sensación de saciedad precoz: si sientes que comes muy poco y enseguida te quedas sin hambre.
- Estreñimiento: si te cuesta ir al baño, o tienes que realizar esfuerzo o incluso acompañado de dolor.
- Diarrea: si vas demasiado al baño o si la consistencia de las heces es más blanda. Especialmente si se acompañan de grasa o de cambios en el color.
- Dolor abdominal: sentir dolor abdominal a diario o frecuentemente no se debe normalizar y es importante recurrir a profesionales de la salud para verificar que esté todo bien.
- Reflujo y ardor: si sientes que la comida “se te repite” o notas acidez de forma recurrente tras las comidas, durante el día o al acostarte.
- Hinchazón: si tras comer o a lo largo del día sientes que tu abdomen aumenta de tamaño, si se acompaña de gases, de dolor o si va asociado al consumo de algún alimento en concreto.
Consejos para mejorarla
- Comer despacio: es muy importante masticar los alimentos para que las digestiones se produzcan con más facilidad. Hábitos como comer con prisas, el uso de pantallas al comer, tener una mala postura en la mesa o comer de pie, van a favorecer digestiones más pesadas. Tenemos que tener en cuenta que la digestión empieza en la boca y el ingerir trozos más grandes hace que nuestro organismo tenga que dedicar más esfuerzo a digerir estos alimentos que si los masticamos bien. Además, comer deprisa también provoca que traguemos más gas lo que puede provocar más gases, hinchazón e incluso dolor.
- Manejo del estrés: la digestión puede verse desfavorecida por el estrés y, por ello, es importante utilizar técnicas para su gestión como meditación, ejercicio físico, relajaciones, etc.
- Evitar el consumo de bebidas con gas: las bebidas con gas pueden empeorar las digestiones, provocando gases y cambios en el tránsito intestinal.
- Tener horarios regulares para ir al baño: puede ayudar especialmente en personas que tiendan al estreñimiento el ir al baño en un horario específico, incluso aunque no hayan ganas.
- Consumo de fibra: un adecuado consumo de fibra soluble e insoluble puede ayudar a equilibrar la consistencia de las heces y facilitar las digestiones pesadas. Sin embargo, es importante combinar bien estos dos tipos y no abusar tampoco, ya que no hace un mayor efecto por añadir esa fibra en exceso, incluso puede llegar a ser contraproducente.
- Realizar ejercicio físico: evitar el sedentarismo y mantenerse activo es muy importante para que los procesos de nuestro organismo se produzcan correctamente. Además, ayuda a mantener un buen tránsito intestinal.
- Uso de plantas carminativas: el uso de plantas carminativas en las comidas o infusiones con ellas puede favorecer la expulsión de gases.
- Evitar la ropa muy ajustada y evitar acostarse inmediatamente tras las comidas: esto puede ser muy útil, especialmente, si se tiene reflujo o ardores.
- Cuidar de la higiene bucodental: el primer paso de nuestra digestión empieza en nuestra boca y mantenerla en un buen estado puede ayudar a favorecer una mejor digestión.
Si tienes algunos de estos problema digestivos y hasta ahora no les habías prestado atención, te recomendamos ponerte en contacto con nosotras para que podamos ver tu caso concreto y ayudarte a tener un bienestar integral.